29 noviembre 2011

Algo está fallando

Podría ser casualidad, pero no lo creo. Me parece un hecho muy grave los intentos de suicidio que se han producido en los últimos días de personajes del Planeta Fútbol. En Alemania, hace dos semanas, el partido entre el Mainz y el Colonia se tuvo que suspender debido a que el árbitro internacional Babak Rafati se había cortado las venas de su muñeca. Por suerte, lo encontraron inconsciente pero vivo. Cuando vi la noticia rápidamente pensé en Robert Enke, portero del Hannover y de la selección alemana, que se había tirado a las vías del tren hace dos años. El fallecido guardameta tenía todo: dinero, una familia que lo quería, prestigio (iba a ser titular en el Mundial y había jugado en el Barça). ¿Qué más puede pedir un futbolista alemán? ¿Jugar en el Bayern? Probablemente si seguía a ese nivel lo hubiesen fichado. Y viendo las declaraciones que hizo el árbitro sus razones de suicidio eran similares. Los dos estaban en la cumbre de sus carreras y tenían miedo a echarlo todo a perder por sus errores. Enke había cometido algunas cantadas antes de su muerte, Rafati es como todos los árbitros, tiene errores porque es humano y últimamente tenía más de los habituales. Y lo peor de todo es que un linier de la 2ª división belga quiso hacer lo mismo que su compañero alemán solo que también fue encontrado a tiempo. ¿Motivos? Los mismos. Espero que el miedo al fracaso no haga cometer locuras a nadie, porque un suicidio no puede tener justificación alguna.

Pero la epidemia se expandió aún más. Gary Speed, el joven seleccionador galés, fue encontrado muerto en su casa debido a un ahorcamiento el domingo pasado. Todo apunta a un suicidio. Pero nadie, incluido un servidor, se explica lo que ha hecho el ex-jugador del Everton, Newscastle y Bolton. Las personas de su círculo de confianza, entre las que se sitúan hombres como Michael Owen, lo veían contento en su nuevo trabajo de entrenador de Bale y compañía y decían que había estado con ellos de forma completamente normal el día anterior a su muerte. Y no me explico que él, que era un jugador muy fuerte y con un gran carácter se dejara vencer por la muerte. Tampoco me explico que una persona que lo tiene casi todo decida acabar así, pero uno no es quien para meterse en las mentes de los demás.

Sí, podría ser casualidad, pero no lo creo. Los árbitros y los jugadores están muy presionados, sobre todo por algunas hinchadas, y de eso todos somos culpables. Cuando insultamos a un árbitro o a un jugador en especial nos vemos influenciados por el ambiente que nos lleva a comportarnos como auténticos subnormales. Y eso nos pasa a todos. Yo en el Helmántico falto el respeto de todo aquel que vaya en contra de la Unión, cuando eso nunca lo haría estando yo solo. Insultamos a personas, con sentimientos, y esas personas pueden explotar y hacer locuras. Por ello, debemos intentar todos apoyar a nuestro equipo para que gane, pero no fijarnos en los agentes externos a él, el trío arbitral y los rivales. Y en ese aspecto, algo está fallando. Yo intentaré cambiar, en nuestra mano está el evitar que Cristiano haga peinetas o que Marcelo no se queje de insultos racistas. Y en nuestra mano está el que no vuelva a producirse ningún caso de suicidio. DEP Robert Enke y Gary Speed

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