13 octubre 2010

El país mas joven de Europa y su viejo compañero.

Ayer Montenegro hizo ricos a los pocos apostantes que confiaron en su equipo con un empate en el santuario inglés, en Wembley, con un empate que ni el más optimista de los montenegrinos podía presagiar. Si además a este empate se le suma que Jovetic (Fiorentina) y el exhibicionista Vucinic (Roma), las dos grandes estrellas del país balcánico no jugaron por lesión, ese punto es una bendición. Si ves el hombre por hombre, hay solo un titular conocido internacionalmente: el centrocampista del Sporting de Lisboa Simon Vukcevic. Hay otro jugador conocido aquí en España: Delibasic, delantero del Rayo que ha pasado por Mallorca, Real Sociedad y Hércules. El resto de jugadores no los conocía y juegan en diversas ligas del este de Europa.

La pequeña ex república yugoslava vivió ayer el segundo mayor hito de su historia deportiva tras el campeonato de Europa de waterpolo de 2008. Una historia cortísima ya que este pequeño país, que tiene menos población que la ciudad de Sevilla, se independizó en verano de 2006 convirtiéndose así en el país más joven de Europa. Y en tan sólo 4 años de historia ha conseguido empatar a los creadores del fútbol en su casa.

Y no estamos en la mejor época de Montenegro. Si hubiera habido selección en los años 90 (formaba parte de Yugoslavia) contaría con hombres como Mijatovic o Igor Gluscevic, un gran goleador que explotó con Rafa Benítez en el Extremadura y que se salió en Holanda.

El planteamiento ayer de Zlatko Kranjcar, seleccionador de Montenegro y padre de Niko Kranjcar fue el más lógico. Defenderse. Todos hubiéramos hecho lo mismo. Creó un entramado defensivo que pudo con la falta de organizadores puros que tienen los pross. En contra de lo que son los equipos de la antigua Yugoslavia no dieron patada alguna. Correosos pero sin patadas. Como debe ser una buena táctica defensiva.

Y lo de ayer no fue flor de un día. El no recibir ningún gol en cuatro partidos indica que el sistema funciona. Ya ha ganado a equipos como Bulgaria o Suiza, selecciones de medio nivel que se suponían superiores a los montenegrinos. Ahora tiene en su mano meterse en la repesca de los segundos, ya que pese a lo bien que lo están haciendo, dudo que Inglaterra no pase como primera. Aunque también si lo miramos de otra forma si no han conseguido ganar en Wembley, lo tendrán mucho más difícil en la emboscada que va a ser el partido en Montenegro.

Montenegro siempre ha sido y será el hermano pequeño de Serbia aunque ayer fuera el hermano mayor el que hiciera el ridículo. No así sus jugadores sino su hinchada. Los hinchas serbios no fueron a animar a su equipo. Más bien fueron a fastidiarlo como bien refleja la pedrada que sufrió su portero Stojkovic, ex del Getafe. De nada sirvió que los jugadores pidieran calma a la grada, esto incluso hizo que enfurecieran más y convirtieran el Luigi Ferraris de Génova en un campo de batalla

La UEFA ha abierto un expediente a Serbia que puede expulsarle de la Eurocopa. Y me pregunto yo: ¿Cómo se sentirían los jugadores si no pueden participar en una competición por culpa de unos salvajes? Hay que identificar a los causantes del conflicto y no dejarles entrar en ningún campo de fútbol nunca más. No se pueden tolerar hechos como este, como el del Austria de Viena - Athletic de Bilbao o el Espanyol -Barça de hace unos años. Se dice que hay que proteger a los jugadores de las patadas, pero más hay que protegerlos de los radicales. Una patada sólo afecta a un jugador, una invasión como la de ayer afecta a jugadores, árbitros, periodistas, público... Cualquier perturbado de esos se lía a golpes con lo que pilla

¿Y la gente que ha pagado su entrada para ver a su selección y sólo ha podido ver un partido de 5 minutos? ¿Qué hacer si probablemente cierran el Luigi Ferraris por falta de seguridad? No es sólo el dinero de la entrada. Un niño que haya estado en el infierno genovés quedará marcado toda su vida por un partido en el que iba a ver a sus héroes, y lo único que ha visto es a unos fascistas haciéndose dueño del estadio. Hubo miedo, mucho miedo. Los radicales casi llegan a la zona dónde estaba el público que quería ver el partido. Y ese miedo no vale el precio de una entrada.

El estadio puede ser cerrado por motivos de seguridad. ¿Tienen algo de culpa el Genoa y la Sampdoria de que unos ultras hayan entrado en su estadio en un partido que ninguno de los dos jugaba? Estos dos equipos deben seguir jugando con sus aficiones que han demostrado más educación que la serbia y que no debe pagar el pato de un partido que cuanto antes se olvide mejor para todos.

PD: He visto en las estadísticas que me ve gente de Singapur. Muchas gracias y saludos a ese lector situado tan lejos de mí.

3 comentarios:

  1. Veo que te lo curras y sabes de lo que hablas,sigue asi.

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  2. Esta muy bien rubio tu si que sabes de eso llamado futbol.

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  3. Es un tema muy delicado el de los ultras en el fútbol: es difícil acabar con ellos cuando son los propios clubes los que los financian.
    Mayor persecución de la justicia tanto a ellos como a los que les dan medios para ejercer su violencia gratuita.
    Sigue con tu blog que poco a poco dará sus frutos.

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