29 junio 2012

Italia busca el espíritu de Panenka

Como se ha comentado y recomentado en la prensa estos días, ninguna selección ha conseguido realizar el ciclo Eurocopa-Mundial-Eurocopa. España puede ser la primera en conseguirlo, pero la antigua Alemania Occidental, la República Federal Alemana, se quedó a las puertas de alcanzar tal hazaña. Capitaneados por  Beckenbauer y dirigidos por Helmut Schoen, los alemanes vencieron en la Eurocopa de Bélgica de 1972 y en el Mundial de 1974 del que eran anfitriones. Completar el ciclo requería de la Eurocopa de 1976 disputada en Yugoslavia. No jugaban hombres míticos como Jupp Heynckes o Gerd "Torpedo" Muller pero habían sido sustituidos por otros jóvenes, como otro Muller, Dieter, que goleaba con la misma capacidad que su predecesor en la delantera de la Alemania Federal. Pero estos jóvenes no tenían la misma calidad que los otros aunque consiguieran resultados similares. El equipo al que nadie podía hacer sombra sufría para vencer y tenía que recurrir muchas veces a la prórroga para vencer. En la final de la Euro de 1976, en el estadio del Estrella Roja de Belgrado, jugaba esa Alemania contra la República Checa. Tras 120 minutos, el marcador señalaba un empate a 2. En los penaltis, la mítica "Araña" Maier pretendía demostrar que su selección era completamente invencible venciendo tres grandes torneos de manera consecutiva. Pero Uli Hoeness, delantero alemán, erró su penalti y el centrocampista checo Panenka tenía en sus botas la posibilidad de romper ese ciclo alemán de victorias. Y he ahí el famoso penalti de Panenka, suave, al medio, engañando completamente a Maier que vio como ese tiro entraba suavemente por su portería. Checoslovaquia había podido con esa selección invencible, y lo había conseguido gracias a la calma que tuvo en el momento de golpear a la pelota un jugador casi desconocido en la época pero al que todos los aficionados conocen por un penalti de los nueve que se lanzaron en esa fatídica tanda.

Esa misma calma que tuvo Panenka la han tenido recientemente dos jugadores a la hora de lanzar penaltis: Pirlo y Sergio Ramos. Pero Italia quiere el espíritu del centrocampista checo no solo por su arte para engañar al portero desde los once metros, quiere el espíritu de Panenka porque él ha sido el único que fue capaz de tener la tranquilidad para acabar con un ciclo muy exitoso en un partido de máxima exigencia como es la final de una Eurocopa. Los paralelismos entre la Alemania de Beckenbauer y la España de Xavi e Iniesta son claros, ambas son selecciones muy difíciles de vencer y que abanderan el juego ofensivo. Las dos han conseguido una Eurocopa y un Mundial de manera consecutiva y han llegado a la final de la siguiente Euro. Por ello, Italia se fija en esa Checoslovaquia y pretende imitar su hazaña. Ya han dado la campanada en semifinales eliminando precisamente a Alemania, esta vez unificada, contra pronóstico. Y ahora quieren arruinar las casas de apuestas con una victoria en la final frente a España. Parecía que el italiano era un equipo en construcción, que Prandelli iba a apostar por lo fácil, el catenaccio, ante esa situación de problemas internos pese a que sus equipos siempre han caracterizado por el buen trato del balón. Italia apenas se ha encerrado en su área en esta Euro, pero tampoco ha sido la apología del juego ofensivo. Ha sido, ante todo, un equipo efectivo, sin alardes ofensivos y sólido en defensa, que se ha dejado llevar por el ritmo de juego propuesto por Pirlo. La efectividad y el orden defensivo fueron comprobados por una selección alemana a la que los nervios por los dos goles de Balotelli atenazaron. En la final, se podría optar por la acumulación de hombres atrás con Pirlo haciendo de enlace con la delantera y con Marchisio y Montolivo con libertad para llegar desde atrás. Balotelli y Cassano serían los únicos que no tengan que realizar trabajo defensivo. Este planteamiento es posible, ya que ha salido bien frente a Alemania. Pero acumular hombres atrás no significa regalar el balón a España. Los transalpinos tienen capacidad para mantener la pelota con un ritmo muy pausado y sin apenas correr riesgo con ella, dando pases seguros. Si Italia consigue alrededor del 40% de posesión de balón ya habrá hecho mucho daño a España, ya que se llega con lo justo en materia física y habrá habido descanso con la pelota en los pies.

Para España sería una catástrofe que Italia le quitara el balón. No solo el juego ofensivo se articula con él, también el defensivo. Del Bosque busca cansar al rival mediante la posesión, pero también busca evitar que el rival tenga ocasiones. De hecho, Casillas ha aparecido poco en los dos últimos partidos contra Portugal y Francia. Por suerte, el centro del campo español tiene más capacidad para rasear el balón que el italiano, ya que Pirlo en ese aspecto está muy solo. Pero quizá España adolece de una movilidad arriba que sí posee Italia con tres delanteros dinámicos como Cassano, Di Natale y Balotelli. Esa es la diferencia con respecto a la España del Mundial, no hay un Villa que se mueva arriba. Ni con 9 ni sin él, hay muy pocos desmarques, tan pocos que ni Xavi, ni Iniesta ni Silva, magos de la visión de juego, conectan con la delantera. La posesión que antes servía para generar ocasiones ahora sirve para no recibirlas, y en caso de que no la selección no tuviera la pelota sufriría mucho tanto ofensiva como defensivamente. Eso se pudo observar en el partido contra Portugal, en el que la presión arriba de los lusos ahogó totalmente el juego español, que solo pudo organizarse cuando los de Paulo Bento estaban muy cansados en la prórroga. Si Italia aprieta, veremos un calco al partido contra nuestros vecinos, un partido de sufrimiento pero tosco y con pocas ocasiones. Si Italia deja libertad a los centrocampistas españoles acumulando hombres en la defensa España podrá jugar como le gusta: posesiones largas con Xavi dirigiendo y esperando una opción de pase incisivo que en esta Eurocopa ha supuesto balones casi exclusivamente sobre Jordi Alba debido a la ausencia de desmarques de ruptura. La gran pregunta para Del Bosque: ¿Qué será Italia, un perro de presa o un frontón? Puede ser ambas cosas, no me decanto por ninguna, ya que en la Eurocopa se han visto esas dos versiones del sistema defensivo de Prandelli. El sistema ofensivo está claro, mantener el balón el mayor tiempo posible para evitar un cansancio excesivo y balones para que Balotelli y Cassano se busquen la vida. ¿La mentalidad? El espíritu de Panenka, el de ese hombre que tenía en sus botas el acabar con una de las mejores rachas de la historia del fútbol y tiró como si el portero fuera un niño.

1 comentario:

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